«La maestra Emmanuela
explicó a la clase qué aspecto tiene un oso, cómo respiran los peces y qué
sonidos emite la hiena por la noche. También colgó en la clase fotografías de
animales. Casi todos los niños se burlaban de ella, porque en su vida habían
visto un animal. La mayoría de los niños no se creía del todo que en el mundo
existiesen esas criaturas. Al menos, no cerca de donde nosotros vivimos. Y además,
decían, la maestra todavía no ha conseguido encontrar en todo el pueblo a nadie
que quiera ser su pareja, y por eso, decían, tiene la cabeza llena de lobos,
gorriones y todo tipo de fantasías que las personas sin pareja se inventan
llevadas por la soledad.»
Amos Oz
De repente en lo profundo del bosque
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