«El viernes estuve con Katherine
Mansfield. De entrada, una formalidad y una frialdad imperturbables y
desconcertantes. Preguntas sobre la casa y cosas así. Ningún placer ni emoción
al verme. Me impresionó lo que tiene de gato: distante, tranquila, siempre
solitaria y vigilante. Luego hablamos sobre la soledad, y me di cuenta de que
ella expresaba mis propios sentimientos como jamás los he oído expresar.
Entonces empezamos a ir a compás, y como siempre, hablamos con tanta
naturalidad como si estos ocho meses hubieran sido unos minutos.»
Virginia Woolf
Diario íntimo
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