«-La envidia –gustaba repetir- la mantienen
los que se empeñan en creerse envidiados, y las más de las persecuciones son
efecto más de la manía persecutoria que no de la perseguidora.
-Pero fíjese, don Manuel, en lo que me han
querido decir…
Y él:
-No debe importarnos tanto lo que uno quiera
decir como lo que diga sin querer.
Su vida era activa, y no contemplativa,
huyendo cuanto podía de no tener nada que hacer. Cuando oía eso de que la
ociosidad es la madre de todos los vicios, contestaba: “Y del peor de todos,
que es el pensar ocioso”. Y como yo le preguntara una vez qué es lo que con eso
quería decir, me contestó: “Pensar ocioso es pensar para no hacer nada o pensar
demasiado en lo que se ha hecho y no en lo que hay que hacer. A lo hecho pecho,
y a otra cosa, que no hay peor que remordimiento sin enmienda”.»
Miguel de Unamuno
San
Manuel Bueno, mártir
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