«En la parte central del gran
continente norteamericano existe un desierto árido y repulsivo, que sirvió
durante muchísimos años de barrera frente al avance de la civilización. Desde
Sierra Nevada hasta Nebraska, y desde el río Yellowstone, en el norte, hasta el
Colorado, en el sur, se extiende una región donde todo es desolación y
silencio. Pero la naturaleza no se presenta del mismo humor en toda esa sombría
zona.
Ésta abarca altas montañas,
coronadas de nieve, y valles tenebrosos y lúgubres. Hay ríos de rápida
corriente que se precipitan por abruptos cañones; y llanuras enormes, que se
blanquean de nieve en invierno y que se agrisan en verano con el polvo salino
del álcali. Pero todo ello tiene como características comunes la aridez, lo
inhóspito, lo mezquino.
No hay nadie que habite esta
región de la desesperanza. De cuando en cuando cruza por ella alguna partida de
pawnees o pies negros en busca de
nuevos cazadores; pero hasta los más sufridos de entre los valientes se alegran
de perder de vista aquellas espantosas llanuras y de volver a pisar la región
de las praderas. El coyote acecha entre los matorrales; para el busardo
aleteando torpón por los aires, y el desgarbado oso gris camina pesadamente por
los oscuros barrancos buscando como puede el sustento entre las rocas. No tiene
otros habitantes aquel desierto.»
Arthur Conan Doyle
Estudio en escarlata
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