12 de junio de 2013

Hermosos y malditos



«Instantes después Muriel volvió a presentarse en un estado de elaborada semidesnudez, y avanzó tímidamente hacia los otros invitados. Se hallaba en su elemento: el pelo, muy negro, lo llevaba liso y recogido detrás de la cabeza; llevaba los ojos muy maquillados y despedía un intensísimo olor a perfume. Había hecho todo lo que estaba a su alcance para acicalarse como una sirena –“vamp” en el lenguaje popular-: una mujer capaz de enganchar hombres sin hacer el menor esfuerzo y de desprenderse de ellos con la misma facilidad; una persona sin escrúpulos y sin sentimientos que juega con el afecto de los demás. Había un algo tan exagerado en su caracterización, que Maury se dejó fascinar desde el primer momento: ¡una mujer de amplias caderas que fingía poseer la elasticidad de una pantera!»

Francis Scott Fitzgerald
Hermosos y malditos

Ilustración de Paul Rieth (1925). 

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