«A lo largo de mi vida ha
quedado demostrado que, si estoy en una habitación y en esa habitación hay una
persona capaz de convertir mi vida en un infierno, la encontraré enseguida,
desearé que se ponga a hablar conmigo, me sentiré como si hubiese encontrado la
pieza que le faltaba a mi puzle, empezaré a fantasear y a ver imágenes de los
dos despertándonos juntos, de nuestros hijos, de nuestras tumbas contiguas
dentro de cincuenta años, y encima creeré que eso es lo que quiero. Por algún
motivo que desconozco, Dios ha hecho que las mujeres que me atraen estén todas
locas. Pero como resulta que no creo en Dios, imagino que en realidad es una de
esas circunstancias de la vida que algo tienen que ver con la forma en la que
me crié.»
Mark Oliver Everett
Cosas que los nietos deberían saber
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