«-Cuando muere, todo el mundo debe dejar
algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared
levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de
un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú
mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú
estarás allí. “No importa lo que hagas –decía-, en tanto que cambies algo
respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú
después de que separes de ellos tus manos. La diferencia entre el hombre que se
limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El
cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí
para siempre”.»
Ray Bradbury
Fahrenheit
451
No hay comentarios:
Publicar un comentario