24 de febrero de 2011

Sin noticias de Gurb

“21.00 Concluyo el recorrido del barrio de Pedralbes sin haber encontrado a Gurb, pero muy gratamente impresionado por lo elegante de sus casas, lo recoleto de sus calles, lo lozano de su césped y lo lleno de sus piscinas. No sé por qué algunas personas prefieren habitar en barrios como San Cosme, de triste recuerdo, pudiendo hacerlo en barrios como Pedralbes. Es posible que no se trate tanto de una cuestión de preferencias como de dinero.

Según parece, los seres humanos se dividen, entre otras categorías, entre ricos y pobres. Es ésta una división a la que ellos conceden gran importancia, sin que se sepa por qué. La diferencia fundamental entre los ricos y los pobres, parece ser ésta: que los ricos, allí donde van, no pagan, por más que adquieran o consuman lo que se les antoje. Los pobres, en cambio, pagan hasta por sudar. La exención de que gozan los ricos puede venirles de antiguo o haber sido obtenida recientemente, o ser transitoria, o ser fingida; en resumidas cuentas, lo mismo da. Desde el punto de vista estadístico, parece demostrado que los ricos viven más y mejor que los pobres, que son más altos, más sanos y más guapos, que se divierten más, viajan a lugares más exóticos, reciben mejor educación, trabajan menos, se rodean de mayores comodidades, tienen más ropa, sobre todo de entretiempo, son mejor atendidos en la enfermedad, son enterrados con más boato y son recordados por más tiempo. También tienen más probabilidades de salir retratados en periódicos, revistas y almanaques.”

Eduardo Mendoza
Sin noticias de Gurb

20 de febrero de 2011

La insoportable levedad del ser

“Una chica que, en lugar de llegar “más alto”, tiene que servir cerveza a los borrachos y los domingos lavarles la ropa sucia a sus hermanos acumula dentro de sí una reserva de vitalidad que no podrían ni soñar las personas que van a la universidad y bostezan en las bibliotecas. Teresa había leído más que ellos, había aprendido de la vida más que ellos, pero nunca será consciente de eso. Lo que diferencia a la persona que ha cursado estudios de un autodidacta no es el nivel de conocimientos, sino cierto grado de vitalidad y confianza en sí mismo. El entusiasmo con el que Teresa se lanzó a vivir en Praga era al mismo tiempo feroz y frágil. Como si esperar que algún día alguien le dijera: “¡Tú no tienes nada que hacer aquí! ¡Regresa por donde has venido!”. Todas sus ganas de vivir pendían de un hilo: de la voz de Tomás, que una vez hizo que saliese a la superficie su alma tímidamente escondida en sus entrañas.”

Milan Kundera
La insoportable levedad del ser

13 de febrero de 2011

Muerte de un viajante

"LINDA: Cariño...
WILLY: Tengo que superarlo. Sé que he de superarlo. Tal vez no me visto de una manera que me favorezca.
LINDA: Willy, cariño, eres el hombre más distinguido del mundo...
W: No, Linda, qué dices...
L: Para mí lo eres. (Breve pausa) El más distinguido.

(Se oye una risa femenina procedente de la oscuridad. Willy no se vuelve hacia ella, pero la risa prosigue mientras Linda habla.)

L: Y los chicos, Willy. Pocos hijos idolatran a su padre como ellos te idolatran a ti.

(Se oye música mientras detrás de un lienzo, a la izquierda de la casa, la Mujer, percibida vagamente, se está vistiendo.)

W (muy emocionado): Tú eres la mejor, Linda, eres una amiga, ¿sabes? A veces, en la carretera... me entran ganas de tomarte en mis brazos y de besarte hasta dejarte sin aliento.

(Ahora la risa femenina es fuerte, y Willy se encamina a una zona iluminada de la izquierda; allí, la Mujer ha salido de detrás del lienzo y está de pie, poniéndose el sombrero, mirándose en un “espejo” y riendo.)

WILLY: Porque me siento tan solo..., sobre todo cuando el negocio va mal y no hay nadie con quien hablar. Tengo la sensación de que jamás volveré a vender nada, que no podré mantenerte ni montar un negocio, un negocio para los chicos. (Mientras habla, la risa de la Mujer va disminuyendo. La Mujer se acicala ante el “espejo”.) Quiero hacer tanto por...
LA MUJER: ¿Por mí? Tú no me conseguiste, Willy. Fui yo quien te elegí.
W (complacido): ¿Me elegiste?
LA MUJER (que tiene un aspecto muy formal y es de la edad de Willy): Sí, Willy. Estaba sentada ante aquella mesa, viendo pasar a todos los viajantes, un día tras otro. Pero tienes tal sentido del humor, y nos lo pasamos tan bien juntos..., ¿no es cierto?
W: Claro, claro. (La toma en sus brazos) ¿Por qué tienes que irte ahora?
L M: Son las dos...
W: ¡No, ven aquí! (La atrae hacia sí.)
L M: ...Mis hermanas se escandalizarán. ¿Cuándo volverás?
W: Dentro de unos quince días. ¿Vendrás de nuevo?
L M: Por supuesto. Me haces reír, y eso me sienta bien. (Le aprieta el brazo y le besa) Y creo que eres un hombre admirable.
W: Me elegiste tú, ¿eh?
L M: Claro, porque eres encantador, y tan bromista...
W: En fin, te veré la próxima vez que venga a Boston.
L M: Enseguida te pondré en contacto con la sección de compras.
W (dándole una palmada en el trasero): ¡Este sí que es un buen contacto!
L M (le da una ligera palmada en la mejilla y se ríe): Me vuelves loca, Willy. (Él la abraza de repente y la besa con rudeza.) Eres irresistible. Y gracias por las medias. Me encanta tener muchos pares. Hasta la vista, buenas noches.
W: Buenas noches. ¡Y ponte solo un par a la vez!
L M: ¡Willy!
(La Mujer se echa a reír, y la risa de Linda se mezcla con la suya. La Mujer desaparece en la oscuridad. Ahora se ilumina la zona de la cocina. Linda está sentada donde estaba antes, junto a la mesa, y ahora zurce una de sus medias de seda.)

LINDA: Sí, Willy, eres el hombre más distinguido. No tienes motivos para pensar que...
W (sale de la zona en penumbra donde está la mujer y se dirige a Linda): Te compensaré por todo, Linda.
L: No tienes que compensarme por nada, querido. Lo estás haciendo muy bien, mejor que...
W (al ver que ella está zurciendo): ¿Qué haces?
L: Estoy zurciendo las medias. Son tan caras...
W (se las quita, enojado): ¡No voy a permitir que zurzas medias en esta casa! ¡Tíralas!
(Linda se guarda las medias en el bolsillo.) "


Arthur Miller
Muerte de un viajante

6 de febrero de 2011

Reykjavík

http://www.youtube.com/watch?v=ujTnpLnfifQ

Jo em quedo les pelis del Kurosawa
i tu els discos d'en Lou Reed,
tu la màquina del café perfecte
i jo aquell wok tan ben parit,
tu aquell jardinet de sobretaula
que vas voler comprar a Pekín,
que dius que sí que a tu
et relaxa però només fot que merda al pis,
jo aquell plat del sud d'aquells firaires magrebins,
que et dic que si que em va de perles
perquè m'aguanta bé els Tintins
i que tinguis sort a Reykjavik,
i que em borris del mòbil aviat,
i que els dies no s'et facin llargs,
i no surtis mai sense un abric.
Ara potser et sembla que el món s'acaba
i que ho haguém de cremar tot,
però tan tu com jo en trobarem un altre
i tot es posarà al seu lloc.
Durant aquest temps sense
parella follarem pels descosits,
que et dic que si, que sempre passa, ens seguirem trobant al llit
i tindrem temps per dedicar-nos
cadascú pel seu costat, que et dic que si,
que farem coses a les que haviem renunciat,
I tornar a conèixer als meus amics,
i anar-m'en a les tantes al llit,
i no mirar pelis d'en Hugh Grant,
no haver de pensar per endavant,
i que tinguis sort a Reykjavik,
i que en trobis un de ben plantat,
i que el gel que ho glaça tot de nit,
et deixi engegar el cotxe al matí...

Els Amics de les Arts
Reykjavik (Bed & Breakfast)

4 de febrero de 2011

La aventura del tocador de señoras


“Hace años estuvo usted a punto de confesarle a mi padre su traición, pero no se la confesó; se fue a Londres a abortar, pero no abortó; quiso suicidarse, pero no se suicidó. ¿Y ahora pretende hacernos creer que ha matado a alguien? Nada, nada, usted, como todas las mujeres de su generación, siempre está a punto de hacer algo decisivo, pero al final se queda cruzada de brazos y espera a que aparezca un lila y pague los platos rotos. Y a esto le llama dejarse llevar por los sentimientos. Pues no, señora, esto es vivir del cuento. Y déjeme decirle una cosa más: habría sido más honrado por su parte dejar que el pobre Arderiu cargara con el asesinato. Si él le ha consentido a usted tantos años sus caprichos, déjele que ahora vaya también a la cárcel por usted. Asuma su papel, señora, y no lo quiera arreglar todo con una hombrada de última hora. Quizá conmueva a los carcamales de su generación, pero para la gente de hoy, para la gente normal, usted es un espantajo, una broma.”

Eduardo Mendoza
La aventura del tocador de señoras

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