5 de mayo de 2010

El camino

“-Mochuelo, ¿es posible que si cae una estrella de ésas no llegue nunca al fondo?
Daniel, el Mochuelo, miró a su amigo, sin comprenderle.
-No sé lo que me quieres decir – respondió.
El Moñigo luchaba con su deficiencia de expresión. Accionó repetidamente con las manos, y, al fin, dijo:
-Las estrellas están en el aire, ¿no es eso?
-Eso.
-Y la Tierra está en el aire como otra estrella, ¿verdad? – añadió.
-Sí; al menos eso dice el maestro.
-Bueno, pues es lo que te digo. Si una estrella se cae y no choca con la Tierra ni con otra estrella, ¿no llega nunca al fondo? ¿Es que ese aire que las rodea no se acaba nunca?
Daniel, el Mochuelo, se quedó pensativo un instante. Empezaba a dominarle también a él un indefinible desasosiego cósmico. La voz surgió de su garganta indecisa y aguda como un lamento.
-Moñigo.
-¿Qué?
-No me hagas esas preguntas; me mareo.
-¿Te mareas o te asustas?
-Puede que las dos cosas – admitió.
Rió, entrecortadamente, el Moñigo.
-Voy a decirte una cosa –dijo luego.
-¿Qué?
-También a mí me dan miedo las estrellas y todas esas cosas que no se abarcan o no se acaban nunca. Pero no se lo digas a nadie, ¿oyes? Por nada del mundo querría que se enterase de ello mi hermana Sara.”


Miguel Delibes
El camino

1 comentario:

Erika Alvarez Cuervo dijo...

a mi eso nunca me ha dado miedo, sino tranquilidad... si no hay nada mejor que tumbarte a mirar las estrellas desde cualquier sitio...
eso si la ciudad no te lo impide
jeje
si, si que soy tu fiel lectora, pero esque me encantan los trozitos que eliges, y asi me recomiendas grandes libros :)

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