«Desde hace un tiempo, en Francia no nos dejan de
echar la bronca con respecto a los años setenta. Que si hemos tomado el mal
camino, que qué hemos hechos con la revolución sexual, que si nos creemos
hombres o qué y que, con nuestras tonterías, váyase a saber dónde ha ido a
parar la buena y vieja virilidad, esa de papá y del abuelo, de esos hombres que
sabían morir en la guerra y conducir un hogar con una sana autoridad. Y con la
ley respaldándoles. Nos echan la bronca porque los hombres tienen miedo. Como si
la culpa fuera nuestra. Resulta asombroso y, como poco, moderno, que sea un
dominante el que venga a quejarse de que el dominado no pone bastante de su
parte… El hombre blanco, ¿se dirige aquí realmente a las mujeres o intenta más
bien expresar que está sorprendido del giro que están dando globalmente sus
asuntos? En cualquier caso, no es posible que nos echen tanto la bronca, que
nos llamen al orden y nos controlen de este modo. Por una parte, jugamos
demasiado a ser la víctima, por otra, no follamos como es debido, o somos
demasiado zorras o demasiado tiernas y enamoradas. Sea lo que sea, no hemos
entendido nada. O somos demasiado porno o no somos demasiado sensuales…
Definitivamente, esta revolución sexual fue como echar margaritas a las tontas.
Hagamos lo que hagamos, siempre hay alguien que se esfuerza por decirnos que es
una mierda.»
Virginie Despentes
Teoría King Kong
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