«La idea de inocencia tiene dos
vertientes. Quien se niega a participar en una conspiración permanece inocente.
Pero también conserva su inocencia el que permanece ignorante. La cuestión no
se dirime aquí entre la inocencia y el conocimiento (ni entre lo natural y lo
cultural) sino entre una aproximación total al arte que intente relacionarlo
con todos los aspectos de la experiencia y la aproximación esotérica de unos
cuantos expertos especializados, clérigos de la nostalgia de una clase
dominante en decadencia. (En decadencia, no ante el proletariado, sino ante el
nuevo poder de las grandes empresas y el Estado.) La cuestión real es: ¿a quién
pertenece propiamente la significación del arte del pasado? ¿A los que pueden
aplicarle sus propias vidas o a una jerarquía cultural de especialistas en
reliquias?»
John Berger
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