“Visto de lejos, el planeta Tierra seduce por su hermoso color azul, salpicado por el blanco algodonoso de las nubes, y por la impresión de riqueza y opulencia que desprende. Una vegetación lujuriante, una flora exuberante y una fauna abundante. Durante milenios, esta naturaleza generosa, paradisíaca, ubérrima, ha prevalecido como dueña y señora. Desde su aparición sobre el planeta, el hombre se ha nutrido en el seno de la madre Naturaleza, con la que ha vivido en simbiosis durante siglos.
Pero desde la segunda mitad del siglo XIX y la revolución industrial, en nombre del progreso y el desarrollo, el hombre parece empeñado en la destrucción sistemática del medio natural. Las tierras, las aguas y la atmósfera del planeta han sido y son víctimas de devastaciones y pillajes de toda especie. Urbanización galopante, deforestación tropical, contaminación de mares y ríos, calentamiento del clima, empobrecimiento de la capa de ozono, lluvias ácidas... Hoy en día, la contaminación produce efectos que ponen en peligro el futuro de nuestro planeta”.
Ignacio Ramonet
Guerras del siglo XXI
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