“A los pocos días descubrió hasta qué punto estaba solo. No culpaba a nadie. Él lo había querido y lo consiguió.
Sus amigos le parecieron extrañamente descoloridos y apagados. Ninguno había conservado ni su propia personalidad ni sus propias ideas. Estaban mucho más vivos en su recuerdo. Sin duda les había dado mayor valor del que en realidad tenían.
Mientras el orden de cosas permitió a los privilegiados cometer rarezas y ser caprichosos a costa de los no privilegiados, ¡qué fácil había sido considerar originalidad y carácter lo que sólo era extravagancia y ese derecho a ser inútil de que gozaba una minoría a costa de la mayoría!
Pero apenas la masa se levantó y fueron suprimidas las ventajas de los privilegiados de la buena sociedad, todo el mundo perdió el color que lo caracterizaba, y, sin esfuerzo, renunciaron a una originalidad de pensamiento que jamás habían tenido realmente.”
Borís Pasternak
El doctor Zhivago
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