«Des Grieux era, como todos los franceses, jovial y amable por interés o por necesidad, e insoportablemente fastidioso cuando la necesidad de aparecer jovial había dejado de existir.
Raramente amable por naturaleza, el francés lo es siempre por encargo o por cálculo. Si, por ejemplo, ve la necesidad de mostrarse fantástico, original, sus fantasías más absurdas y más barrocas revisten formas convenidas de antemano y desde hace mucho tiempo intrascendentes. La naturaleza del francés es producto del “positivismo” más burgués, más meticuloso, más rutinario... En una palabra, son las criaturas más aburridas que puede imaginarse. Según mi opinión, los franceses no pueden interesar más que a las jovencitas y sobre todo a las muchachas rusas, que se desviven por ellos. Cualquier persona de mediano juicio descubre inmediatamente esa frívola mezcla de amabilidad de salón, de desenvoltura y jovialidad.»
Fiodor Dostoyevski
El jugador
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