Los piojos y pulgas
se quieren casar:
por falta de carne
no se casarán.
Y dice el lobito
sesde su alto cerro:
—Háganse las bodas,
yo llevo un becerro.
—Pobres de nosotros,
carne ya tenemos;
por falta de vino
no nos casaremos.
Y dice el mosquito
desde el mosquitero:
—Háganse las bodas,
yo llevo un pellejo.
—Pobres de nosotros,
vino ya tenemos;
por falta de cama
no nos casaremos.
Y dice la oveja
con su suave lana:
—Háganse las bodas,
yo pongo la cama.
—Pobres de nosotros,
cama ya tenemos;
por falta de casa
no nos casaremos.
Y el topo responde
desde su topera:
—Háganse las bodas,
yo haré casa nueva.
—Pobre de nosotros,
casa ya tenemos;
por falta de cura
no nos casaremos.
Y dice el lagarto
en su cueva oscura:
—Háganse las bodas,
que yo seré el cura.
—Pobres de nosotros,
cura ya tenemos;
mas sin convidados
no nos casaremos.
Gallinas y pollos
se ofrecen gustosos
para ir a las bodas
de pulgas y piojos.
Salen de la iglesia
todos muy alegres,
pero en el camino
los novios se pierden.
—Señores, ¿qué pasa?
¿Dónde están los novios?
Y lejos se oyeron
las voces a coro:
—Pobres de nosotros,
nos hemos casado
y gallinas y pollos…
¡nos han devorado!
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