«Alguna recordó que también ella naciera en
condiciones parecidas, si no en un establo, de madre moza, y aporreada luego
por la vida. Herminia se puso en cuclillas junto a Ermitas, mirando hacia la
niña. Tarareaba una canción. Contagiada, Dolores rompió a cantar. La tristona y
nostálgica canción de la tierra subía, lenta y trágica. Mientras cantaba, medio
adormecida, las otras la escuchaban. Perdidas las miradas soñadoras,
oscuramente pensaban en los viejos padres, o en el marido que a América
marchara en busca de oro, o en el amante o novio, y en la aldea que las viera
nacer. Todas aquellas trabajadoras, ennoblecidas por el gesto dulce y manso de
añoranza, dejábanse llevar por la canción, con sus tristísimas cadencias.»
Elena Quiroga
Viento del Norte
Viento del Norte
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