«—El caso es que —me dice, apoyándose en la pared
del vestíbulo—las chicas de mi edad no me parecen lo bastante maduras. Si uno
se acuesta con ellas, luego quieren quedar para ir al cine al día siguiente y
después no paran de llamar para preguntar si podemos quedar de nuevo.
—A lo mejor no es nada extraño que quieran volver a quedar con un muchacho tan guapo —le digo.
—Lo peor que le puede pasar a cualquier hombre es que no lo dejen en paz; por ejemplo, que una mujer tenga un interés no correspondido por un hombre. Que incluso se ponga a vigilarte y aparezca corriendo a tu lado al verte por la calle para intentar que cambies de idea. No quiero decir que sea algo que me pase constantemente. Y luego, si uno se la encuentra por casualidad en el cine, entonces hasta podría tener la ocurrencia de pedirte que le guardes el bolso mientras va un momento al baño. He visto a amigos acabar en situaciones vergonzosas de ese estilo.»
Auður Ava Ólafsdóttir
La excepción
—A lo mejor no es nada extraño que quieran volver a quedar con un muchacho tan guapo —le digo.
—Lo peor que le puede pasar a cualquier hombre es que no lo dejen en paz; por ejemplo, que una mujer tenga un interés no correspondido por un hombre. Que incluso se ponga a vigilarte y aparezca corriendo a tu lado al verte por la calle para intentar que cambies de idea. No quiero decir que sea algo que me pase constantemente. Y luego, si uno se la encuentra por casualidad en el cine, entonces hasta podría tener la ocurrencia de pedirte que le guardes el bolso mientras va un momento al baño. He visto a amigos acabar en situaciones vergonzosas de ese estilo.»
La excepción
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