«Repito aquí la respuesta que di entonces: no soy un autor de Europa del Este. No reconozco la división de Europa en
esas tres zonas ni desde el punto de vista geopolítico, ni cultural, ni
religioso, ni desde ningún otro. Sueño con una Europa diversa pero no
esquizofrénica. Yo no he leído a Musil viendo en él a un rumiante de Kakania,
sino a un príncipe del espíritu europeo. No me interesa en qué país vivió y
escribió André Breton. No sé situar en el mapa el Kiev de Bulgakov. Yo no he
leído a Catulo ni a Rabelais ni a Cantemir ni a Virginia Woolf en un mapa, sino
en una biblioteca, donde todos los libros están colocados unos junto a otros.
Mis libros no son recorridos por quién sabe qué corderitos del folclore rumano
ni por las letanías del rito ortodoxo, sino por las estrellas de Dante, por la
brújula de John Donne, por la lanza de Cervantes, por el escarabajo de Kafka,
por la magdalena de Proust, por el rodaballo de Günter Grass.»
Mircea Cărtărescu
El ojo castaño de nuestro amor
El ojo castaño de nuestro amor
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