No el sol, sino la súbita bombilla pálida ilumina
la artificial materia de la
muerte.
El espacio infinito de una solo
agonía,
las repentinas formas rotas
en mil pedazos de vida violenta
sobre la superficie lívida del
gris.
No el sol, sino la pálida
bombilla eléctrica del frío
horror que hizo nacer
el gris coagulado de Guernica.
Nadie puede tender sobre tal
sueño
el manto de la noche,
callar tal grito,
tal lámpara extinguir
que alumbra
la explosión de la muerte
interminable,
la cámara interior donde no
puede
reposar ni morir en el gris de
Guernica
la memoria.
José Ángel Valente
Interior con figuras
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