—Tienen suficiente Elixir guardado para poner sus
asuntos en orden y luego, sí, van a morir.
Dumbledore sonrió ante la expresión de
desconcierto que se veía en el rostro de Harry.
—Para alguien tan joven como tú, estoy seguro de
que parecerá increíble, pero para Nicolás y Perenela será realmente como irse a
la cama, después de un día muy, muy largo. Después de todo, para una mente bien
organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura. Sabes, la
Piedra no era realmente algo tan maravilloso. ¡Todo el dinero y la vida que uno
pueda desear! Las dos cosas que la mayor parte de los seres humanos elegirían…
El problema es que los humanos tienen el don de elegir precisamente las cosas
que son peores para ellos.
Harry yacía allí, sin saber qué decir. Dumbledore
canturreó durante un minuto y después sonrió hacia el techo.
—¿Señor? —dijo Harry—. Estuve pensando… Señor,
aunque la Piedra ya no esté, Vol… quiero decir Quién-usted-sabe…
—Llámalo Voldemort, Harry. Utiliza siempre el
nombre correcto de las cosas. El miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa
que se nombra.
—Sí, señor. Bien, Voldemort intentará volver de
nuevo, ¿no? Quiero decir… No se ha ido, ¿verdad?
—No, Harry, no se ha ido. Está por ahí, en algún
lugar, tal vez buscando otro cuerpo para compartir… Como no está realmente
vivo, no se le puede matar. Él dejó morir a Quirrell, muestra tan poca
misericordia con sus seguidores como con sus enemigos. De todos modos, Harry,
tú tal vez has retrasado su regreso al poder. La próxima vez hará falta algún
otro preparado para luchar y, si lo detienen otra vez y otra vez, bueno, puede
ser que nunca vuelva al poder.
Harry asintió, pero se detuvo rápidamente, porque
eso hacía que le doliera más la cabeza. Luego dijo:
—Señor, hay algunas cosas más que me gustaría
saber, si me las puede decir… cosas sobre las que quiero saber la verdad…
—La verdad —Dumbledore suspiró—. Es una cosa
terrible y hermosa, y por tanto debe ser tratada con gran cuidado. Sin embargo,
contestaré tus preguntas a menos que tenga una muy buena razón para no hacerlo.
Y en ese caso te pido que me perdones. Por supuesto, no voy a mentirte.
—Bien… Voldemort dijo que sólo mató a mi madre porque
ella trató de evitar que me matara. Pero ¿por qué iba a querer matarme a mí en
primer lugar?
Aquella vez, Dumbledore suspiró profundamente.
—Vaya, la primera cosa que me preguntas y no
puedo contestarte. No hoy. No ahora. Lo sabrás, un día… Quítatelo de la cabeza
por ahora, Harry. Cuando seas mayor… ya sé que eso es odioso… bueno, cuando
estés listo, lo sabrás.
Y Harry supo que no sería bueno discutir.
—¿Y por qué Quirrell no podía tocarme?
—Tu madre murió para salvarte. Si hay algo que
Voldemort no puede entender es el amor. No se dio cuenta de que un amor tan
poderoso como el de tu madre hacia ti deja marcas poderosas. No una cicatriz,
no un signo visible… Haber sido amado tan profundamente, aunque esa persona que
nos amó no esté, nos deja para siempre una protección. Esto está en tu piel.
Quirrell, lleno de odio, codicia y ambición, compartiendo su alma con
Voldemort, no podía tocarte por esa razón. Era una agonía el tocar a una
persona marcada por algo tan bueno.»
J. K. Rowling
Harry Potter
y la piedra filosofal
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