«Vetusta era su pasión y su presa. Mientras los
demás le tenían por sabio teólogo, filósofo y jurisconsulto, él estimaba sobre
todas su ciencia de Vetusta. La conocía palmo a palmo, por dentro y por fuera,
por el alma y por el cuerpo, había escudriñado los rincones de las conciencias
y los rincones de las casas. Lo que sentía en presencia de la heroica ciudad
era gula; hacía su anatomía, no como el fisiólogo que sólo quiere estudiar,
sino como el gastrónomo que busca los bocados apetitosos; no aplicaba el
escalpelo sino el trinchante.
Y bastante resignación era contentarse, por
ahora, con Vetusta. De Pas había soñado con más altos destinos, y aún no
renunciaba a ellos. Como recuerdos de un poema heroico leído en la juventud con
entusiasmo, guardaba en la memoria brillantes cuadros que la ambición había
pintado en su fantasía; en ellos se contemplaba oficiando de pontifical en
Toledo y asistiendo en Roma a un cónclave de cardenales. Ni la tiara le
pareciera demasiado ancha; todo estaba en el camino; lo importante era seguir
andando. Pero estos sueños según pasaba el tiempo se iban haciendo más y más
vaporosos, como si se alejaran. Así son las perspectivas de la esperanza,
pensaba el Magistral; cuanto más nos acercamos al término de nuestra ambición,
más distante parece el objeto deseado, porque no está en lo porvenir, sino en
lo pasado; lo que vemos delante es un espejo que refleja el cuadro soñador que
se queda atrás, en el lejano día del sueño… No renunciaba a subir, a llegar
cuanto más arriba pudiese, pero cada día pensaba menos en estas vaguedades de
la ambición a largo plazo, propias de la juventud. Había llegado a los treinta
y cinco años y la codicia del poder era más fuerte y menos idealista; se
contentaba con menos pero lo quería con más fuerza, lo necesitaba más cerca;
era el hambre que no espera, la sed en el desierto que abrasa y se satisface en
el charco impuro sin aguardar a descubrir la fuente que está lejos en lugar
desconocido.»
Leopoldo Alas, “Clarín”
La Regenta
Fotografía: contemplando la catedral de Oviedo.
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