«Las
experiencias de la vida en un campo demuestran que el hombre mantiene su
capacidad de elección. Los ejemplos son abundantes, algunos heroicos; también
se comprueba cómo algunos eran capaces de superar la apatía y la irritabilidad.
El hombre puede conservar un reducto
de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en aquellos crueles
estados de tensión psíquica y de indigencia física.
Los
supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres
que visitaban los barrancones consolando a los demás y ofreciéndoles su único
mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una
muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa:
la última de las libertades humanas —la
elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino— para
decidir su propio camino.
Y
allí siempre se presentaban ocasiones para elegir. A diario, a cualquier hora,
se ofrecía la oportunidad de tomar una decisión; una decisión que determinaba
si uno se sometería o no a las fuerzas que amenazaban con robarle el último
resquicio de su personalidad: la libertad interior. Una decisión que también
prefijaba si la persona se convertiría —al renunciar a su propia libertad y
dignidad— en juguete o esclavo de las condiciones del campo, para así dejarse
moldear hasta conducirse como un prisionero típico.»
Viktor
Frankl
El hombre en busca de sentido
2 comentarios:
En su momento, hace eso casi cuatro años, te hice caso y lo leí.
Tengo que darte la razón, y las gracias, por animarme a leerlo. Hay pasajes extraordinarios y para nada se me hizo pesado.
Sin duda un gran libro.
Gracias @Cantona, seas quien seas, por leerlo.
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