«Le rogó a Dios que le concediera
al menos un instante para que él no se fuera sin saber cuánto lo había querido
por encima de las dudas de ambos, y sintió un apremio irresistible de empezar
la vida con él otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les
quedó sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en
el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte. Su dolor
se descompuso en una cólera ciega contra el mundo, y aun contra ella misma, y
eso le infundió el dominio y el valor para enfrentarse sola a su soledad.»
Gabriel García Márquez
El amor en los tiempos del cólera
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