«Su repulsión a toda forma de
pornografía es bien conocida de cuantos le conocen. Y no sólo por las
corrientes razones morales, sino porque estima que la preocupación libidinosa
es lo que más estraga la inteligencia. Los escritores pornográficos, o
simplemente eróticos, le parecen los menos inteligentes, los más tontos, en
fin. Le he oído decir que de los tres vicios de la clásica terna de ellos: las
mujeres, el juego y el vino, los dos primeros estropean más la mente que el
tercero. Y conste que don Miguel no bebe más que agua. “A un borracho se le
puede hablar ―me decía una vez― y hasta dice cosas, pero ¿quién resiste la
conversación de un jugador o un mujeriego? No hay por debajo de ella sino la de
un aficionado a toros, colmo y copete de la estupidez”.»
Miguel de Unamuno
Niebla
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