«Esa disparidad no es tan grande. De hecho, os parecéis bastante.
Tenéis cosas en común. Tenéis gustos morales y literarios en común. Ambos
poseéis corazones bondadosos y sentimientos benévolos; y, Fanny, ¿quién,
después de haberlo oído a él leyendo a Shakespeare la otra noche y haberte
visto a ti escuchándolo, podría pensar que no estabais hechos el uno para el
otro? No sabes lo que dices. Admito que hay una clara diferencia de caracteres.
Él es más alegre y tú más seria, pero tanto mejor, pues así su ánimo servirá de
apoyo al tuyo. Tú tienes tendencia a abatirte con facilidad y a creer que las
dificultades son mayores de lo que en realidad son, y la jovialidad de él
contrarrestará todo eso. Él no ve dificultades por ninguna parte, y su forma de
ser desenfadada y optimista será un constante apoyo para ti. El que podáis ser
tan distintos, Fanny, no significa en modo alguno que no exista la probabilidad
de que seáis felices juntos, no lo creas en absoluto. Por el contrario, estoy
convencido de que es una circunstancia muy favorable. Tengo la profunda
convicción de que es mejor que se tengan caracteres distintos; me refiero a
distintos en la forma de manifestar el ánimo, en actitudes, en la preferencia
por tener mucha o poca compañía, en la propensión a hablar o a permanecer
callado, a estar serio o alegre. Estoy profundamente convencido de que algo de
esa oposición es muy beneficiosa para la felicidad conyugal.»
Jane Austen
Mansfield Park
No hay comentarios:
Publicar un comentario