«Incluso el cielo era negro como el hollín: era
como si el cuadro hubiese acumulado, a lo largo de los años, toda la suciedad
del ambiente y hubiese absorbido hasta la respiración de los griegos,
franceses, italianos, serbios, yugoslavos, rusos, americanos y demás personas
que habían recorrido, en un sentido o en otro, el pasillo, pues no era posible
que un artista, por malo que fuese, pintase una colina y un cielo tan oscuro
que no se pudiera distinguir donde empezaba la una y donde acababa el otro.»
Patricia Highsmith
Las dos caras de enero
Las dos caras de enero
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