«Transcurrieron unos cuantos días, mis únicos
amigos eran el bosque y la gran soledad, Dios mío, jamás me había sentido tan
solo como el primero de aquellos días. La primavera había alcanzado ya su plenitud,
encontré estrellas del bosque y milenramas. Además, habían llegado el pinzón y
la perdiz blanca, yo conocía todos los pájaros. A veces me sacaba dos monedas
del bolsillo y las hacía sonar con el fin de atajar la soledad. Pensé: ¿Y si
llegaran ahora Diderik e Iselin?
Comenzó a no haber noche, el sol apenas sumergía
su disco en el mar para volver a emerger, rojo y renovado, como si se hubiera
sumergido a beber.»
Knut Hamsum
Pan
Pan
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