30 de septiembre de 2021

El mejor amigo del oso


«Si en primavera ningún zoológico había querido hacerse cargo de él, en otoño se mostraron aún más reticentes, poniendo como excusa que las osas no aceptaban cachorros ajenos en sus madrigueras y que, además, el sueño de los osos en los zoológicos no era profundo y eran muchos los que permanecían despiertos todo el invierno, ya que no se les podía ofrecer una tranquilidad ni un silencio constantes. Los expertos le aconsejaron que o bien lo matase antes del invierno, o bien le construyese algún tipo de cubil que fuese lo suficientemente cómodo y tranquilo para que pudiese hibernar.
 
―Vale, pero ¿cómo hago para que se duerma?
―Eso ya se las trae… Mire, cómprele el oso de peluche más grande que encuentre y enséñele a que duerma con él, qué quiere que le diga. No le puedo aconsejar mejor, porque en Finlandia no disponemos de muchos estudios sobre el tema, ¿sabe?
 
Huuskonen hizo una última llamada al zoológico de la Universidad de Oulu y allí le recomendaron que construyese la osera en algún terreno apacible. Una etóloga que se apellidaba Sammalisto le explicó cómo eran los cubiles de los osos en la naturaleza y Huuskonen anotó todos sus consejos.
 
Puso manos a la obra y llamó a todas las jugueterías de Helsinki, tratando de encontrar a Lucifer el oso de peluche más grande que hubiese. Ositos pequeños los había a patadas, pero encontrar uno del tamaño de una osa adulta fue un reto. Por fin, en el departamento de juguetes de los grandes almacenes Stockmann le atendieron:
 
―Bueno…, entonces dice usted que desearía un oso de peluche de entre uno cuarenta y dos metros de alto y de setenta centímetros o un metro de ancho. Y, dígame, ¿quién tiene ganas de jugar con semejante mostrenco? Perdone, pero vaya niños que debe de tener usted, señor pastor.
―Oiga, menos cachondeo.
―Perdón, perdón.
―El pelo de un oso adulto puede llegar a crecer hasta veinte centímetros, ¿tiene algo que se le parezca?
 
Resultó que en los grandes almacenes sí que había un oso de aquellas características, que había sido usado después de la guerra en la decoración de Navidad de alguno de los escaparates y cuyas medidas coincidían con las deseadas. Eso sí, tenía la pelambre más corta de lo que al pastor le hubiese gustado y puede que estuviera algo raído y descolorido, porque era más viejo que Matusalén.»
 
Arto Paasilinna
El mejor amigo del oso

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