Apareceré
con mi hábito de estameña
Apareceré con la lámpara
en medio de la noche
Me sentaré a los pies de
tu escalera;
Me flagelaré hasta
sangrar
Tras horas y horas de
oración
Tortura y placer
Hasta que mi sangre
rodee la lámpara
Y destelle a su luz;
Me levantaré y seré tu
neófito
Y apagaré la luz
Para seguirte donde me
guíes,
Para seguirte donde tus
pies sean blancos
Hasta tu cama en la
oscuridad
Donde esté tu manto
blanco
Junto a tu manto el pelo
trenzado.
Entonces me aceptarás
Porque yo era odioso a
tus ojos
Me aceptarás sin
avergonzarte
Porque yo estaría muerto
Y cuando llegara la
mañana
Reclinaría la cabeza en
tu pecho.
Llegaría con una toalla
en la mano
Apoyaría tu cabeza entre
mis rodillas;
Tus orejas tienen un
curioso pliegue
Nadie en el mundo tiene
un pliegue igual.
Cuando todo el mundo se
derrita al sol,
Se derrita o se congele,
Recordaré ese pliegue de
tus orejas.
Me demoraría un momento
Seguiría la curva con el
dedo
Tu cabeza dejado de mis
rodillas:
Creo que por fin lo
comprenderías.
Ya no habría nada más
que decir.
Me amarías porque yo te
habría estrangulado
Y a causa de mi infamia;
Yo te amaría más porque
te habría mutilado
Porque ya no serías
hermoso
Para nadie excepto para
mí.
T. S. Eliot
Inventos
de la liebre de marzo
Imagen: San
Sebastián, Guido Reni
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