«Normalmente no cuento con que alguien que me está mirando mientras juego al billar me esté mirando sólo porque conoce mi biografía; de repente me doy cuenta de que es así; éste no está mirando en absoluto lo que hacen las bolas sino la mano, que a lo mejor es la mano de un asesino, y cuando le miro a la cara vuelve al bar. También a esto se acostumbra uno. Emigrar sería poco menos que confesar.»
Max Frisch
Barba Azul
No hay comentarios:
Publicar un comentario