Temo a la persona de pocas
palabras.
Temo a la persona silenciosa.
Al sermoneador, lo puedo
aguantar;
al charlatán, lo puedo
entretener.
Pero con quien cavila
mientras el resto no deja de
parlotear,
con esta persona soy cautelosa.
Temo que sea una gran persona.
Emily Dickinson
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