YERMA – Pero tú no. Cuando nos
casamos eras otro. Ahora tienes la cara blanca como si no te diera en ella el
sol. A mí me gustaría que fueras al río y nadaras y que te subieras al tejado cuando
la lluvia cala nuestra vivienda. Veinticuatro meses llevamos casados, y tú cada
vez más triste, más enjuto, como si crecieras al revés.
Federico García Lorca
Yerma
No hay comentarios:
Publicar un comentario