«—Siguiente, por favor…
Los observaba y solo podía sentir asco. Ganas de
vomitar. Eran como hámsteres, mascotas sumisas corriendo dentro de la rueda
capitalista, creyendo que avanzaban cuando en realidad permanecían inmóviles,
atados por esa cuerda invisible que los reprimía, que los esclavizaba, sin que
fueran conscientes.»
Paco Cuesta Martínez
El recuerdo
El recuerdo
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