«Rosaleen estaba preparando pastel de plátano en
honor a May, y yo desayunaba a la mesa mis cereales, mientras trataba de
sintonizar algo decente en la radio, cuando August irrumpió en la cocina.
Sujetaba la nota con las dos manos, como si las palabras pudieran desprenderse
de ella si no iba con mucho cuidado.
―June, baja enseguida ―gritó escaleras arriba―.
He encontrado un escrito de May.
Extendió el papel en la mesa y se inclinó hacia
él. Apagué la radio de plástico y observé aquella hoja arrugada y rígida con las
palabras medio borradas debido a su exposición a la intemperie.
Oímos el sonido de los pies descalzos de June en
los peldaños y, acto seguido, la vimos entrar en la habitación.
―Dios mío, August, ¿Qué dice?
―Es tan… típica de May ―comentó August, y cogió la nota para leérnosla.
Queridas August y June,
Siento dejaros así. No deseo que estéis tristes,
pero pensad en lo feliz que seré con April, mamá, papá y la abuela. Imaginadnos
ahí arriba juntos y eso os ayudará un poco. Estoy cansada de cargar con el peso
del mundo. Ahora sólo voy a soltarlo. Es el momento de morir para mí y el
momento de vivir para vosotras. No lo estropeéis.
Besos,
MAY»
Sue Monk Kidd
La vida secreta de las abejas
―Es tan… típica de May ―comentó August, y cogió la nota para leérnosla.
La vida secreta de las abejas
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