«Buddy Willard era un
hipócrita.
Al principio yo no sabía que
era un hipócrita, por supuesto. Pensaba que era el chico más maravilloso que
había visto jamás. Me pasé cinco años adorándolo de lejos antes de que se
dignara mirarme, y después llegó una época preciosa en la que seguí adorándolo
y él empezó a fijarse en mí, y luego, justo cuando me prestaba cada vez más
atención, descubrí casi sin querer que era un hipócrita redomado, y ahora
quería casarse conmigo y no lo podía ni ver.
Lo peor de todo fue que me
quedé con las ganas de decirle a la cara lo que pensaba de él, porque pilló la
tuberculosis antes de que se me presentara la ocasión, y ahora tenía que
seguirle la corriente hasta que se curra y pudiera encajar la verdad pura y
dura.»
Sylvia Plath
La campana de cristal
La campana de cristal
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