17 de abril de 2013

Kafka en la orilla



“Las familias rurales son muy violentas. Casi todos los padres son campesinos. Todos logran a duras penas sobrevivir. Están exhaustos por trabajar de sol a sol, acaban bebiendo y, cuando se enfadan, son más dados a pegar que a hablar. No es ningún secreto. Pero los niños no lo viven como algo ominoso, no guardan ningún resentimiento y esos golpes no dejan ninguna huella en su corazón. Pero el padre de Nakata era profesor de universidad, y su madre, según pude apreciar por sus cartas, era una mujer que había recibido una educación esmerada. Es decir, que pertenecían a la elite de la gran ciudad. Y si en su hogar estaba presente la violencia, forzosamente tenía que ser muy diferente a la violencia cotidiana de los niños del pueblo. Debía de ser una violencia más íntima, compuesta de elementos más complejos. Un tipo de violencia capaz de dejar huella en el corazón de un niño. Por eso lamento tanto haberle pegado aquel día en la montaña y por eso me arrepiento de todo corazón de haberlo hecho, por más que fuera un acto inconsciente. Porque era lo último que debería haber hecho.”

Haruki Murakami
Kafka en la orilla

1 comentario:

José L. Solé dijo...

Es un tipo de violencia subliminal, como la publicidad, es decir aquella donde parece que no ocurre nada de cara al exterior porque esa gente de afuera no llega a percibir lo que ocurre bajo el umbral de percepción tradicional de una familia común.
Continúa siendo mi novela preferida de Murakami (muy acertada la elección del fragmento) junto a "El pájaro que da cuerda al mundo", aunque seamos sinceros: Me gustan todas a su manera...

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