20 de octubre de 2013

Fahrenheit 451




«-Cuando muere, todo el mundo debe dejar algo detrás, decía mi abuelo. Un hijo, un libro, un cuadro, una casa, una pared levantada o un par de zapatos. O un jardín plantado. Algo que tu mano tocará de un modo especial, de modo que tu alma tenga algún sitio a donde ir cuando tú mueras, y cuando la gente mire ese árbol, o esa flor, que tú plantaste, tú estarás allí. “No importa lo que hagas –decía-, en tanto que cambies algo respecto a como era antes de tocarlo, convirtiéndolo en algo que sea como tú después de que separes de ellos tus manos. La diferencia entre el hombre que se limita a cortar el césped y un auténtico jardinero está en el tacto. El cortador de césped igual podría no haber estado allí, el jardinero estará allí para siempre”.»

Ray Bradbury
Fahrenheit 451

10 de octubre de 2013

Leyendas urbanas en España

«¡Oh, Dios mío, es él! Algo así debió de exclamar nuestra joven quinceañera al ver salir a Ricky Martin entre las faldas de su armario y correr despavorido. Sucedió un 5 de febrero de 1999. Días después un oyente de la cadena SER llamaba al programa nocturno Hablar por hablar. Pedía que alguien confirmara un rumor que había escuchado en la facultad, según el cual, el programa Sorpresa, ¡sorpresa! había emitido unas imágenes sexualmente comprometidas de una menor, a la que se quería dar una sorpresa con su cantante preferido. El espacio en cuestión fue visto por tres millones de telespectadores, en su mayor parte dormidos, pues sólo unos cuantos se dignaron a coger el teléfono y comenzaron a relatar esta historia, más propia de un canal de pago. A José Calvo, presidente de la Asociación Pro Derechos del Niño (PRODEMI), le llamaron cuando acababa de almorzar y cuenta que exclamó: “¡Esperadme, que ahora voy!”. A las pocas horas remitía un escrito a la Fiscalía de Menores de Madrid en el que se leía lo siguiente:

“La menor, ajena a todo montaje y al parecer sola en su dormitorio y sabiéndose en la intimidad de su habitación, se despojó primero de su cazadora y a continuación de los pantalones y de su ropa interior y se embadurnó sus partes íntimas con foie gras, llamando a continuación a su perrito, que curiosamente se llama Ricky, que la lamió los genitales.”

También, curiosamente, se podría añadir, este aspirante a buen hombre se decidió por el siempre eficaz foie gras, entre los muchos condimentos que corrían de boca en boca por aquellas horas, esto es, Nocilla, mermelada de fresa, crema de cacahuetes, mantequilla y miel.»

Antonio Ortí y Josep Sampere
Leyendas urbanas en España

1 de octubre de 2013

Sonata a Kreutzer

«Paséese usted por las tiendas de cualquier gran ciudad. Y verá millones; la verdad es que es incalculable el trabajo que los hombres han invertido allí. Pero, fíjese usted, ¿en el noventa por ciento de estas tiendas hay al menos algo de uso masculino? Todo el lujo de la vida es demandado y mantenido por las mujeres. Cuente usted todas las fábricas. Una enorme parte de ellas elabora adornos inútiles, carruajes, muebles, juguetes para las mujeres. Millones de personas, generaciones de esclavos queman su vida en un trabajo extenuante en las fábricas sólo para el capricho de las mujeres. Las mujeres, como unas reinas, esclavizan y explotan al noventa por ciento del género humano. Y todo esto ocurre porque las han humillado y las han privado de los mismos derechos que los hombres.»

Lev Tolstói
Sonata a Kreutzer

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